Investigadores del CONICET conformaron una base de datos que permitió determinar de qué población provienen los carayás albergados en centros de rescate. Los resultados permitirán reintroducir a los animales a su correcto lugar de origen.
Un estudio de investigadores del CONICET permitió identificar los grupos genéticos de las poblaciones de monos de la especie Alouatta caraya y determinar de cuál de ellos provienen los ejemplares que fueron rescatados del tráfico ilegal. Los resultados servirán para inferir puntos críticos de captura y guiar los futuros esfuerzos de reintroducción en el correcto lugar de origen.
La investigación, que fue publicada días atrás en la revista Scientific Reports, estableció que existen tres grupos genéticamente diferenciables en Argentina y que la mayoría de los individuos confiscados pertenecen a la zona conformada por las provincias de Formosa, Chaco y Corrientes. Del trabajo participaron científicos del Instituto de Biología Subtropical de Misiones (IBS, CONICET – UNaM); del Servicio de Huellas Digitales Genéticas y del Departamento de Microbiología, Inmunología y Biotecnología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
En las últimas décadas, las poblaciones de Alouatta caraya que existen en el país se encuentran amenazadas por la pérdida del hábitat y por la captura para el comercio ilegal, por lo que son estudiadas de cerca por biólogos y especialistas en conservación. “A partir de muestreos realizados desde el año 2005 en diversas localidades de Argentina, logramos realizar una base de datos de referencia, analizando las características genéticas de quince poblaciones de estos primates en la región del Nordeste. Comparamos esta información con datos de veintidos individuos provenientes de decomisos del comercio ilegal y logramos conocer el lugar de origen de ventiuno de los animales decomisados”, explica una de las autoras del trabajo, la investigadora adjunta del CONICET en el IBS, Luciana Oklander.
El estudio abarcó a los monos rescatados del comercio ilegal y alojados en el centro Güirá-Oga de Puerto Iguazú, en Misiones y en la Estación Zoológica La Esmeralda, de Santa Fe; así como tres individuos encontrados muertos en otras ciudades. Los resultados permitieron identificar tres grupos genéticamente diferenciables: uno de ellos agrupa a las poblaciones de la provincia de Misiones y del Río Uruguay; otro incluye a la región de Corrientes, Formosa y Chaco; mientras que el tercero abarca la zona del Río Paraná, donde el ambiente se encuentra mejor conservado.
Durante el análisis, los investigadores lograron determinar que la mayoría de los individuos confiscados pertenecen al segundo grupo genético. Esto indica que el tráfico de monos aulladores se originaría principalmente en el área de las provincias de Formosa, Chaco y Corrientes.
Para el desarrollo de este estudio de determinación de origen geográfico, los investigadores utilizaron un método de marcadores de repeticiones en tándem simples (STR, también conocidos como “microsatélites”). Existen antecedentes del uso de esta técnica para múltiples enfoques con diversas especies, como linces, tortugas, elefantes, osos, salmones y guacamayos, entre otros.
“Este nuevo enfoque desde la investigación de datos genéticos permite direccionar las futuras reintroducciones de la especie, para que sean realizados en los lugares de origen y se minimicen los posibles efectos negativos asociados a la introducción de genes o patógenos foráneos a una población”, destaca Oklander.
La especie Alouatta caraya está clasificada globalmente como “Casi Amenazada” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), pero se considera “Vulnerable” en la lista roja de Argentina debido a la reducción de la población, la disminución del área de ocupación o la calidad del hábitat, el aumento de la explotación debido a la caza o el tráfico ilegal y los efectos de los patógenos y parásitos.
Publicada en CONICET