La construcción de Argentina como una sociedad compuesta únicamente por blancos, a partir de la inmigración europea, es refutada a través de los estudios historiográficos sobre afrodescendientes y sectores subalternos. La mayoría de estos trabajos, que visibilizan la importancia de estos grupos en el entramado social, están referidos a los centros urbanos coloniales más importantes -como Buenos Aires, Santiago de Chile o Montevideo- , pero en los últimos años empezaron a surgir nuevas investigaciones sobre ciudades periféricas.
En ese contexto se inscribe el trabajo de la becaria del CONICET y de la Universidad Nacional del Nordeste en el Instituto de Investigaciones Geohistóricas (IIGHI, CONICET-UNNE), Fátima Valenzuela. En su tesis doctoral, reconstruyó la experiencia esclavista en Corrientes en el período postcolonial y expuso, por primera vez, cuáles fueron las particularidades de los vínculos mantenidos por población africana en esta región del país.
La exploración de archivos históricos locales -que incluyó documentos notariales, actas de bautismo y matrimonio, certificados de defunción, testamentos, expedientes judiciales, censos, entre otros-, permitió identificar de qué manera vivían los esclavos y cómo alcanzaron su libertad. Los resultados de estos relevamientos, junto con los materiales aportados por trabajos historiográficos previos, demostraron que -a diferencia de lo que ocurría en otras ciudades-, la mayoría de los afrodescendientes que vivían en Corrientes estaban sometidos a una esclavitud doméstica.
“Corrientes era una sociedad con muy pocos esclavos, que tenían una relación muy cercana con sus amos. Eso posibilitaba ciertas formas de convivencia y un acceso a la libertad diferente al que se daba en otros centros urbanos estudiados por la historiografía en estos últimos años”, explica Valenzuela, quien centró su investigación entre los años 1750 y 1850, un período clave en la construcción de los estados provinciales.
En las primeras décadas del Siglo XIX, la ciudad de Corrientes tenía una población aproximada de entre 25 y 30 mil habitantes, de los cuales el 10 por ciento estaba esclavizado. Entre ellos, apenas el 3 por ciento provenía de África -de países como Angola o Guinea-, mientras que el resto había nacido en regiones más cercanas, como el por entonces Imperio de Brasil o Paraguay.
Por el tipo de esclavitud a la que estaban sometidos los afrodescendientes en Corrientes, el camino hacia la libertad fue distinto al de los que estaban en otros centros urbanos. “En Buenos Aires, por ejemplo, la esclavitud era estipendiaria:los sujetos podían acceder a algunos espacios en los que trabajaban, juntaba su pecunio. Con ese dinero, a largo plazo tenían la posibilidad de comprar su libertad”, detalla la becaria.
Pese a esa dificultad, los archivos revelan que el 90% de la población estudiada alcanzó la libertad a través de la manumisión, un acto jurídico que realizaban los amos. “Esta libertad era implícita. No se trataba de un mero gesto de bondad por parte de los amos y en realidad significaba nuevos horizontes de dominación y sujeción. Por ejemplo, se le concedían tierras o herramientas de labranza que generaban nuevas condiciones laborales y socioeconómicas post esclavitud”, indica la historiadora.
Aunque podría considerarse que la esclavitud constituía un fenómeno secundario dentro de la formación social de Corrientes, las actividades económicas diversas en el espacio de la ciudad y de la campaña daban cuenta de la utilización de la población esclavizada, pese a su reducido número y elevado costo. Por esa razón, señala la becaria en su trabajo, la elite correntina buscó controlar a los hijos de esclavas.
Este estudio sobre Corrientes, destaca Valenzuela, sienta las bases historiográficas para otras investigaciones de casos atípicos de esclavitud que ocurrieron en Argentina.