Un reciente estudio realizado en la provincia de Misiones comprobó que las plantaciones de pinos -la principal especie producida en Argentina para la fabricación de papel y madera- están modificando la diversidad y composición de la fauna. Los resultados que permitieron llegar a esta conclusión fueron obtenidos después de comparar a las poblaciones de animales presentes en los bosques nativos con las de los que se encuentran en los cultivos forestales y revelaron que tanto los mamíferos como las aves se ven afectados.
La investigación, que fue publicada recientemente en la revista científica Forest Ecology and Managment, también incluye recomendaciones para mejorar los manejos de las plantaciones, con el objetivo de minimizar el impacto de la actividad foresto-industrial en los ecosistemas. Conservar la continuidad de los parches de bosque, mantener la conectividad con áreas protegidas y permitir el crecimiento de la vegetación bajo los pinos, son algunas de las prácticas integradas sugeridas por los científicos del Instituto de Biología Subtropical (IBS, CONICET – UNaM), que posibilitarían la protección del hábitat de especies amenazadas como el yaguareté o el tapir.
Una de las autoras del trabajo, la becaria doctoral del IBS María Eugenia Iezzi, explica que para realizar el estudio se analizó la biodiversidad encontrada en los bosques nativos y en las plantaciones forestales de la provincia de Misiones. “En ambas situaciones, comparamos la composición de todo el grupo de mamíferos, tanto grandes como medianos, y de las aves de suelo o de sotobosque, a través de registros que hicimos con cámaras trampa”, señala.
“Detectamos cambios tanto en el número como en la composición de especies de la fauna que habita ambos ambientes y comprobamos que la diversidad disminuye en las zonas de las plantaciones de pinos que se encuentran más alejadas de las grandes áreas protegidas de bosque”, afirma. El estudio también permitió identificar qué especies aparecen más en un tipo de ambiente con respecto al otro. Además, los resultados sugieren que la falta de vegetación debajo de los pinos tiene un efecto negativo, principalmente en la diversidad de aves y que la existencia de remanentes de bosque entre las plantaciones favorece a la conservación del ensamble de mamíferos nativos.
El trabajo, destaca la bióloga, permitió formular sugerencias de manejos más adecuados, que son frecuentes en este tipo de plantaciones pero que no se están aplicando en todos los establecimientos forestales de la provincia. Según aseguran los investigadores del IBS, las buenas prácticas de manejo podrían favorecer a la conservación de la fauna autóctona dentro de paisajes productivos.
“Plantar a menores densidades y dejar crecer la vegetación nativa en las plantaciones es una de las medidas que puede reducir el impacto de la actividad forestal”, detalla Iezzi. En Misiones, explica la autora, gran parte de la producción se destina a la industria de pasta celulósica para papel y los árboles se cultivan a muy poca distancia el uno del otro, mientras que los cultivos destinados a producción de madera son más espaciados, lo que genera un menor impacto.
Por otro lado, mantener fragmentos de bosque nativo entre las plantaciones forestales y asegurar su conectividad con las grandes áreas protegidas, es clave para mantener una alta diversidad de especies. “Otra de las acciones que proponemos es la de realizar controles y actividades de concientización para disminuir la cacería, tanto dentro de las empresas forestales como en las áreas protegidas, ya que esto favorecería a la conservación de los grandes mamíferos”, señala otra de las autoras del estudio, la becaria posdoctoral del CONICET en el IBS, Paula Cruz.
Según datos del Ministerio de Agroindustrias de la Nación, en Misiones hay más de 400 mil hectáreas cultivadas con forestaciones de pinos y eucaliptus, lo que representa un 14% de la superficie de la provincia. “Los resultados de este estudio permiten hacer recomendaciones de mejores prácticas de manejo foresto-industriales, favoreciendo a la conservación de mamíferos y aves del bosque nativo en la provincia, uno de los mayores relictos del Bosque Atlántico, que es una de las eco regiones de mayor biodiversidad a nivel mundial y que se extiende por parte de Brasil y Paraguay”, destaca el investigador adjunto del CONICET en el IBS, Carlos De Ángelo.
Este y otros estudios del IBS en Puerto Iguazú se vinculan con el recientemente creado Observatorio de Biodiversidad del Bosque Atlántico, un proyecto institucional que busca entender y monitorear a largo plazo los impactos de las actividades humanas sobre los ecosistemas y las especies nativas de la selva misionera. Para la recolección y el procesamiento de datos, los científicos del CONICET contaron con la colaboración y el apoyo del Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables de Misiones, de la Asociación Civil Centro de Investigaciones del Bosque Atlántico (CeIBA), de la Unidad para el Cambio Rural del Ministerio de Agroindustria y del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación.